Han pasado diez años desde que Archaón pusiera un pié en el trono del Emperador en Altdorf. Las razas de todo el mundo han sido aniquiladas casi por completo y la tierra se ha erosionado tanto que ningún mapa representa la situación actual del continente.
La mayoría de seres vivos han muerto y los supervivientes viven en clanes nómadas o en pequeñas bandas que se dedican al hurto y al saqueo para poder sobrevivir.
El Caos domina por completo el Nuevo Mundo y las antiguas fronteras han desaparecido por completo.
Nos encontramos en un territorio completamente hostil dónde la tierra se ha convertido en propiedad de nadie. Humanos, elfos, orcos, enanos, skavens y demás se mezclan entre sí, sin pudor alguno y olvidados los odios del pasado.
El destino de los pocos que quedan pende de un hilo y la sed de los poderes oscuros parece no tener límite, dando caza a todo cuanto les rodea hasta conseguir, por fin, desolar el mundo al completo.
Los Vientos del Cambio…
Ahora los vientos de la magia vagan desatados por el mundo así como La Plaga. El clima es totalmente distinto. Raramente sale el sol, y unas nubes oscuras cubren de día y de noche los cielos. La mayoría de la tierra adquirió un color grisáceo. La naturaleza, si no quedó muerta, adquirió un aspecto mortecino y lúgubre. Las aguas de los ríos y los lagos ahora tienen un sabor agrio y podrido.
La peste conocida como La Plaga asola todo el Viejo Mundo. Los hombres que se exponen más de lo necesario a los vapores terminan adquiriendo llagas llenas de pus y su piel se empieza a tornar de un gris oscuro. Al cabo de unos días empiezan los espasmos, las sacudidas incontrolables. Más tarde vienen los delirios, la rabia asesina que no permite distinguir a amigos de enemigos, la sed de sangre y la locura extrema. Después, finalmente, se cae muerto, cuando los órganos internos no soportan más la infección y te desangras hasta la muerte entre alaridos de agonía y el dolor extremo. En el mejor de los casos, la contaminación no será así, si no que por alguna razón los gases te afectarán de otro modo. Cuando esto ocurre, es muy probable que se haya empezado el camino a convertirse en algún tipo de monstruo corrompido y deforme.
Al principio, las razas que habitan al mundo estaban destinadas a perecer irremediablemente. Pero con los vientos de la magia llegó la salvación.
Fueron los magos los primeros en notarlo, los usuarios de la magia podían sentir como las ondas de la magia iba y venían. Y a veces, las brisas lograban limpiar ciertos terrenos de la contaminación de La Plaga. La gente volvía a notar como en ciertas zonas se podía volver a respirar aire fresco, o al menos, un aire no tan viciado. Esto permitió construir algún que otro pequeño asentamiento, aunque siempre se convertían en objetivos de los seres del caos y de los bandidos.
Pero además, la nueva climatología mágica se caracterizó por un nuevo fenómeno: Los Ciclones de Energía. Cuando dos o más vientos mágicos cargados de mucha energía chocan, se formaban grandes tormentas, que a su vez llenaban el cielo de tornados. Cuando esto sucede, es mejor no estar allí. La magia inunda la zona y la disformidad puede manifestarse de muchas formas. Pero después de la tempestad, estos sitios se llenan de una sustancia especial. La Piedra Bruja.
La Piedra Bruja era la clave para sobrevivir. Primero fueron, nuevamente, los hechiceros pero también los Skavens y los Elfos, luego con el tiempo la noticia se fue extendiendo y los indicios se hicieron cada vez más perceptibles para todos. La Piedra Bruja tenía propiedades para apaliar La Plaga. Estas rocas, que son magia en bruto solidificada, absorben los vapores nocivos y permiten que los seres vivos cercanos a las piedras brujas no se contaminen. Con el tiempo, la roca verde se va volviendo más oscura y pierde dureza, finalmente se termina por agrietar y deshacer en cenizas. Pero hasta que esto ocurre, sus portadores son inmunes a la plaga.
Además, la Piedra podía tener otros usos, siempre que se supiera tratar. Con ella, se puede elaborar unas pociones que permiten a una persona contagiada ralentizar y hasta anular los síntomas de la enfermedad, siempre y cuando no dejara de consumirla periódicamente. También permitió volver a crear campos de cosecha donde las plantas lograban recobrar su antiguo verdor. El agua recuperaba su pureza y eso sin contar con los misteriosos usos que los magos, con tiempo y dedicación, pueden adquirir de ella.
La Piedra Bruja se volvió el material más preciado. Muchos la empezaron a llamar el Diamante Verde, la Piedra Filosofal. Los elfos la denominan Galsurn, la piedra brillante. Pero seguía siendo un bien escaso. Y que decir que desde luego no hay suficiente Piedra Bruja para todos. Pero aquellos que la controlan, además de asegurar su supervivencia, podían aspirar a muchas metas. Metas para bien y metas para mal.
Debido a esto, las bandas y cuadrillas nómadas empezaron a dedicarse a recolectar el mineral. Después de que un Ciclón de Energía estalle, es muy normal que la zona se llene de osados aventureros que se dediquen a rebuscar en la zona. Pero un ciclón es un fenómeno grande que se percibe de lejos y también atrae a criaturas del caos sedientas de sangre o a los caballeros de Archaon y a cualquiera que tenga el valor y la fuerza para adentrarse la zona. Pues si no te mata algún fenómeno de la disformidad, lo harán los seguidores de Archaon o las bestias del caos, u otros Cazadores de Diamante Verde, o cualquier otro…
Ahora, en la tierra de nadie, la vida es un bien complicado de conseguir, incómodo de llevar y fácil de perder.
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